La ruta provincial 357 conduce a la Ciudad Sagrada de Quilmes a lo largo de un tramo enripiado de 3,4 kilómetros. El Gobierno dispuso la pavimentación de ese trayecto y la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) adjudicó la obra a la firma Ingeco a un costo de poco más de 5.700 millones de pesos, dato corroborado por la cartelería instalada a la vera del camino. Los trabajos se iniciaron, pero a partir de una denuncia se comprobó que no se habían efectuado los estudios de impacto arqueológico, imprescindibles para proteger el riquísimo legado patrimonial que guarda la zona. Tomó cartas en el tema el Colegio de Arqueólogos de Tucumán y la pavimentación se suspendió, con acuerdo de la DPV y de la empresa contratista, hasta que se completen los estudios correspondientes.

La noticia circuló velozmente por la comunidad académica y por las instituciones vinculadas al resguardo del patrimonio. Lo que parecía un proyecto de infraestructura menor -apenas 4.300 metros de extensión desde la ruta 40 hasta el ingreso al sitio- generó un debate mayor sobre la protección del patrimonio, la planificación de obras públicas y la necesidad de estudios previos antes de intervenir en zonas de alta sensibilidad histórica y cultural. Los arqueólogos Sergio Rendace y Jorge Funes Coronel quedaron a cargo de los estudios en el terreno y cuentan en detalle cómo está desarrollándose esta historia.

“Recibimos en el Colegio una nota formal firmada por otro arqueólogo, el doctor Jorge Sosa, en la que denunciaba que los trabajos ya habían comenzado, al menos en su etapa inicial de desmonte de banquinas, sin estudios de impacto ambiental ni arqueológico -explicó Funes Coronel-. Una vez comprobado esto nos dirigimos a Vialidad y a la Dirección de Patrimonio del Ente Cultural, comunicando la situación y pidiendo que se resolviera en el corto plazo, dado que ya tenían un frente de obra en marcha”.

CINTA ASFÁLTICA Y BANQUINAS. Ahora la traza es mucho más ancha.

Hasta ese momento habían comenzado con un primer tramo corto de nivelación, agregado de material y compactación. “Eran entre 300 y 400 metros, no mucho -agregó Funes-. Pero el tema del desmonte de las banquinas sí había avanzado un kilómetro y medio más o menos”.

¿Por qué tan ancho?

El camino actual es de ripio consolidado, con un ancho de unos seis metros. El proyecto apunta a ensancharlo, aunque no para convertirlo en una ruta de grandes dimensiones sino para manejar las correntadas de agua que bajan de la ladera de la sierra, particularmente activas en época de lluvias. “Hay que hacer canales hacia los costados de la ruta para que drene el suelo y no se rompa frecuentemente. Esas son las características del lugar”, explica Rendace. Esto implica un perímetro de alrededor de 10 metros hacia cada lado de la cinta asfáltica, lo que representa un fuerte avance sobre terrenos que encierran un altísimo potencial patrimonial.

ÁRBOLES EXTRAÍDOS. El daño medioambiental también es considerable.

No se trata -destacan los arqueólogos- de un problema menor de ingeniería. La zona presenta una pendiente muy marcada y cauces que transportan gran cantidad de agua en verano. Funes Coronel detalla: “un estudio que sí se hizo, relacionado con Vialidad, es el hidrológico. Plantea la instalación de algo así como 11 badenes para canalizar el agua. Es agua que siempre va a escurrir pendiente abajo hasta contactar con la ruta 40. Entonces hay toda una gestión compleja del manejo de agua para que no se transforme en un ducto hídrico que termine cortando la ruta 40 en el verano”.

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Rendace subraya que las reuniones entre los representantes del Ente Cultural y de la DPV resultaron fructíferas, ya que se pusieron de acuerdo para suspenden el avance de la pavimentación. “Por estos días se mantiene el trabajo interno en el tramo ya intervenido, pero no van más allá”, indicó.

En acción

“Los estudios de impacto siempre deben ser previos al comienzo de una obra. Como esta ya se inició, lo que estamos haciendo son trabajos de seguimiento arqueológico y rescate -explica Funes Coronel-. El propio Sosa había sido designado inicialmente para encarar la tarea, pero pocos días después informó su desvinculación por escrito”.

Ante esa situación, la elección recayó en Rendace y en Funes Coronel, quienes contaban con antecedentes recientes en Quilmes, ya que en 2023 habían realizado un estudio de impacto para un proyecto turístico de senda peatonal dentro del área de la Ciudad Sagrada.

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Los arqueólogos presentaron una propuesta metodológica. “Nunca se hizo un estudio arqueológico en ese tramo del camino -advierte Rendace-. Así que planteamos una prospección para tener un panorama general de qué tipo de restos podemos encontrar”. Esa prospección incluye recorridos pedestres, vuelos de dron para obtener mosaicos fotogramétricos de alta definición y la elaboración de planos multicapa en sistemas de información geográfica (SIG).

“Con estas prospecciones estamos adelantados más de 2.500 metros con respecto al frente de obra, de manera que cuando avancen ya tengamos mapeado ese espacio”, explica Funes Coronel. Los restos arqueológicos pueden ser muy variados en ese sector: desde fragmentos de cerámica y herramientas de piedra hasta estructuras arquitectónicas. De hecho, cuando se construyó el camino actual de ripio, a fines de los años 70, atravesaron antiguas poblaciones de los Quilmes. “Incluso se pueden identificar estructuras que han sido partidas al medio por el camino, como patios”, agrega.

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El protocolo de trabajo contempla diferentes alternativas según la importancia de los hallazgos. Si se trata de restos muebles fáciles de recolectar, se registran y se levantan. Si aparecen estructuras de mayor envergadura, se procede a excavaciones de rescate para documentarlas. En casos excepcionales, donde se trate de bienes de gran relevancia, puede recomendarse la modificación del trazado de la ruta, por ejemplo agregando alguna curva.

Los arqueólogos destacan que, hasta ahora, tanto Vialidad como la empresa contratista mostraron disposición a respetar sus indicaciones. “Nosotros ya planteamos las posibilidades para que ellos las vayan teniendo en cuenta y no han puesto objeciones”, afirma Rendace.

Más allá de Quilmes

La paralización de la obra no solo tiene impacto local. Para los especialistas, el episodio sienta un precedente sobre cómo deben manejarse los proyectos de infraestructura en áreas patrimoniales. “Esta situación es un caso particular, pero a la vez puede servir de ejemplo -reflexiona Rendace-. Porque si bien hay leyes nacionales y provinciales que protegen el patrimonio, muchas veces no se cumplen”.

Rendace aporta un dato revelador: “el único lugar donde se hacen estudios de impacto regularmente es Tafí del Valle, porque es el único municipio que lo ha reglamentado. Pero, ¿qué pasa con el resto de la provincia? Tucumán es un lugar arqueológicamente riquísimo, con miles de años de cultura, y sin embargo no se analiza ni se le da importancia. Tenemos conocimiento de un montón de lugares y denuncias de hallazgos. Si uno pusiera puntitos en un mapa, Tucumán estaría lleno”.

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La paradoja es evidente: una provincia que fue punto de encuentro de culturas prehispánicas, con paisajes naturales y arqueológicos únicos, carece de una política integral de protección patrimonial. “Me parece importante que esta situación despierte tanto a las autoridades como a la sociedad -enfatiza Funes Coronel-; para que comiencen a hacerse los estudios que corresponden y se le dé valor al patrimonio, que es lo que se está dejando de lado”.